José Nicolás Sarasola Ledesma (Vergara, 1933 – T. y Tres, )
Luego de la desaparición física de este su familia logro, luego de un gran esfuerzo, publicar el libro llamado “REBELDIAS, ESPERANZAS Y RUEGOS”, poemas que a través del tiempo este Vergarense fue dejando en su libreta de apuntes y que nos permite conocer un poco mas al mismo. Un hijo del terruño que volcó en este hermoso material toda su sensibilidad y que recoge vivencias y el sentir popular.
Este tipo de publicaciones son fundamentales para la memoria del pueblo.
Secuestro a la primavera
revienta la primavera
y el pino, brazos en alto,
acuna cantor jilguero
que afina y prueba trinando.
La tímida golondrina
que cruzo sobre mi patio
dejo la luz azulada
con un verdor esperanzado.
Los gorriones atrevidos
picoteando y picoteando
arman tremendo alboroto,
eligen jefe de mando.
Las flores enamoradas
de colores se han pintado,
quedan iguales que mis hijas
cuando se encienden sus labios
El cielo camisa azul
da valor pa´ ir soñando
y caminar suavemente
aunque pisando los pastos
Quiero tenderte una trampa,
primavera de estos años;
encerrarte aquí en mi casa,
defenderte con mis manos.
Quiero que no te vallas nunca
y me regales tus pájaros
y me prestes tu esperanza
para darle a mis hermanos.
PUEBLITO HUMILDE
¡Cuando te camine sin verte porque aun no tenia horizontes!
Pantalones niños de rica pana con bolsillos
Cantarines de monedas que eran –solo mías-.
Hoy te camino mirando la raíz y tu porvenir, con mis pantalones hombres de vacíos bolsillo, pero con monedas de amor que cantan en mi alma.
Tú, desde el primer egoísmo, mi primera copa, y ahora que solo tengo canciones para darte, me has brindado la caricia de tus calles, las frescura de tu arroyito y sé que me darás tu tierra para vivir eternamente junto a ti.
Mi pueblito humilde,
-casi sin caminos-
con hombres tristones
y gurises hoscos casi sin destino.
Estuve tal lejos
de ti, pueblito mío,
marea¨o por distancias
que casi te olvido.
Me llevo la ausencia
por otros caminos,
pero hoy mi pueblito
vuelvo a estar contigo.
Me diste mis sueños,
me diste amigos,
me diste la gaucha
madre de mis hijos
Si viera que lindo
Vergara querido
es besar de nuevo
tu suelo bendito
Jorge Carlos Muniz Cuello
Nació en Vergara el 29 de Agosto de 1960. Empleado público, Auxiliar de Enfermería, dibujante, pintor. Actualmente, figura como socio activo de la Sociedad Médica de Historia de la Medicina en el Uruguay. Narrador de cuentos, hechos, leyendas e historias del pago, que a su vez han sido reproducidas en la prensa escrita y oral de Treinta y Tres: (Semanario “Orejano” y Programa “Prólogo” de C W 45 Difusora “33” que conduce el periodista Aníbal Terán Castromán). En el mes de Junio del 2007, publicó un libro de poemas: “Siembra Luna”.-
Si sos Vergarense
Si sos Vergarense, habrás notado que a la distancia, tañe más el afecto,
Y las horas te pesan y te agobian, en la alforja espiritual de los recuerdos.
Entrégate al camino no renuncies, aunque te llenen de piedras, el trayecto, no olvides que el Parao, es un arroyo, que hermana y da retoños en el tiempo.
Fragmento de “Siembra Luna”
QUERENCIA
El arroyo se hizo nube y es un pájaro,
el monte, se hizo canto y es un cielo,
la tierra, se hizo madre y en su vientre,
germinaron las auroras del recuerdo.
La noche se hizo luna y es distancia,
entre calles, caminos y silencios,
entre plátanos y casas muy antiguas,
entre ranchos, ladrillos y desprecios…
Un siglo, se hizo pueblo y es historia,
que dormita en la piel, del que esta lejos,
un nombre, se hizo mundo y es. Vergara!
Coronado de esperanzas y de afectos!
NINGUNA
Ella dormía, sobre el blanco lecho.
Por la ventana abierta, un espectro de luna,
Posó sobre aquel cuerpo, su rizo de plata,
entre ardiente fogata y placidez de laguna.
Vacío de sueño, medite extasiado:
-Es la diosa pagana, de piel aceituna-
Mágico embeleso, amor sin derroche.
¡Como aquella noche! Ya no habrá ninguna…
Del libro “Siembra Luna”
HECHIZO
Vaga por las noches, con paso extasiado…
La musa sonora, perlada de sueños,
Que tiene los labios, rojizos de ocasos,
Y el lampo azulado, de mágicos dedos.
Un suave bostezo, le acaricia el manto…
La umbría lejana, le aproxima un beso
Y en una estela rubia, de mudas estrellas,
Guarda en sus alforjas, un fugaz desvelo.
Es tiempo de luna, con siembra de vida…
Un haz de esperanzas, cosecha el silencio,
La leve armonía, que en vuelo razante,
Cruza el meridiano cadente del miedo.
Se enciende la mente y es tenue el suspiro…
Alienta la llama que perfila el verso,
Vuelve la vigilia con pasos de aurora,
Y en un pentagrama, se inspira el recuerdo.